Su gran envergadura, un plumaje con tonos blancos y marrones, cuello largo, cola corta y poderoso pico para poder desgarrar músculos, tendones y piel, son algunas de las características morfológicas que caracterizan al ave de mayor tamaño de todas las que viven en Cantabria.
Capaz de planear durante horas sin batir sus alas, solo con el aprovechamiento de las corrientes térmicas, y sobrevolar decenas de kilómetros cuadrados en busca de sus presa. Una vez localizados los despojos, realizan círculos en torno a ellos, alertando a los congéneres que vuelan por los alrededores, con lo que en un corto espacio de tiempo se pueden reunir decenas de buitres alrededor del cadáver. Después de un tiempo sobrevolando, uno de ellos desciende y se acerca a la carroña; seguidamente el resto de buitres lo siguen, dando comienzo a su festín.
Gracias a su alimentación, su papel ecológico es importante, ayudando a prevenir posibles focos de enfermedades infecciosas.