La cobra de bosque es particularmente agresiva en la defensa de su territorio en época reproductora. Llamada también cobra blanca y negra, está capacitada para inyectar un veneno altamente concentrado y de fatales consecuencias para el hombre.

Es la mayor de las cobras africanas y en actitud de amenaza puede erguirse hasta dos tercios de la longitud total de su cuerpo, lo que equivale en un ejemplar medio a más de 150 cm.

Disfruta de algunas habilidades exclusivas, como la de ser una consumada nadadora y experta pescadora, siendo relativamente frecuente en los lagos y ríos africanos. A menudo, los nativos de la zona la confunden con la mamba negra debido a su rapidez.