Esta pequeña serpiente venenosa no suele medir más de 90 cm, ¡pero no te dejes engañar por su tamaño! Su veneno es tan potente como el de las serpientes de cascabel, y puede causar hemorragias internas y daños en los tejidos en caso de mordedura.

La puedes encontrar escondida entre la vegetación baja, en matorrales, manglares o incluso entre las rocas.

Tiene una cola prensil que le ayuda a aferrarse a las ramas, donde se camufla y espera con paciencia a que pase su próxima presa.

Su menú incluye ratones, pájaros y, de vez en cuando, alguna rana. Es una verdadera emboscadora de la naturaleza, ¡una cazadora silenciosa y astuta!