De gran similitud con la víbora en forma y color, pero esta culebra no es venenosa, su cabeza triangular y generalmente con una mancha en forma de V, es inusual para una culebra. Su cuerpo es grueso y su cola corta, pudiendo llegar a medir hasta un metro.

Prefiere zonas acuáticas, habitando en las orillas y riberas de charcas y ríos. Por lo que es difícil encontrarla en zonas secas.

Su método defensivo es igual al de las víboras, silbando y lanzándose hacia adelante aplanando la cabeza y emitiendo un olor desagradable o vomito para ahuyentar a posibles depredadores. Nunca muerde, ni siquiera llega a abrir la boca para atacar.

Aunque el estado de esta especie no está amenazado, su supervivencia depende de la calidad de los ecosistemas acuáticos.