El emú es la única especie existente de la familia dromaius, las otras dos especies fueron exterminadas por los colonos europeos que se establecieron en Australia a partir de 1788.

Se mueve en solitario o en parejas, y cuando forma grupos de varios individuos lo hace por propósitos defensivos o para desplazamientos estacionales en busca de comida. Aunque recorren grandes distancias para ello, se sabe que pueden pasar semanas sin comer. Beben con muy poca frecuencia, pero toman grandes cantidades de agua cuando se presenta la oportunidad.

Este ave endémica de Australia es un gran dispersor de semillas, lo que le supuso un problema cuando dispersaba semillas de la chumbera, planta invasora en esa zona, y fue perseguido por ello hasta que se encontró una forma natural de luchar contra este cactus.

Tienen extremidades de tres fuertes dedos, con grandes garras que le sirven tanto de agarre como para la carrera y como elemento de defensa, y alas vestigiales que pueden agitar mientras corren para estabilizarse, puesto que el emú puede alcanzar corriendo velocidades de hasta 48 km/h.

La hembra pone entre cinco y quince huevos en varias puestas durante la época de reproducción y es el macho quien se encarga de la incubación. Durante la temporada de cría, los machos experimentan ciertos cambios hormonales, incluido un aumento en la hormona luteinizante y los niveles de testosterona, y sus testículos duplican su tamaño.

El huevo pesa 680 g y es de un color verdeazulado oscuro. El nido es una excavación en el suelo rodeada de hierbas, hojas y ramas de árboles. Los polluelos nacen ya con 12 cm de altura y medio kilo de peso. Son nidífugos, y a los pocos días ya pueden abandonar el nido.