El oso pardo es el gigante entre los mamíferos de la Península Ibérica y el emblema de nuestros bosques, aunque ha visto reducido su hábitat al Pirineo y a la Cordillera Cantábrica, donde su población ocupa 4 comunidades: Castilla y León, Asturias, Cantabria y Galicia. La población actual en la península está en torno a los 350 ejemplares, de los cuales aproximadamente un 30% se encuentran en Cantabria.
Es la única especie de gran tamaño que hiberna: sus ritmos cardíaco y respiratorio descienden, así como su temperatura corporal; dejan de comer y beber (y por tanto de defecar y orinar) y mantienen sus constantes vitales gracias a las reservas acumuladas durante el otoño. La hibernación viene precedida por la búsqueda de un lugar apropiado para realizarla, generalmente una cueva, y su acondicionamiento, así como de un periodo de hiperfagia en el que consumen grandes cantidades de alimento.
El oso pardo es un animal omnívoro, con una alimentación basada en el consumo masivo de vegetación herbácea y frutos y completada con materia animal, desde hormigas hasta carroña y grandes mamíferos. Su alimentación varía según las estaciones del año: carroñero a finales del invierno; cazador en primavera; recolector, en verano y otoño, de frutos, miel, hormigas y tubérculos y pescador cuando se presenta la ocasión.
El celo del oso pardo tiene lugar entre abril y mayo, pero después de la fecundación el óvulo flota libremente en el útero y no se implanta hasta el otoño. Solo entonces comienza la verdadera gestación, que dura unos dos meses. La osa pare entre una y tres crías; lo hace aproximadamente en enero, mientras duerme, y los primeros meses de vida de los recién nacidos transcurren en el interior de la madriguera, donde la osa les cubre con su pelo y los amamanta. Los osos pardos son animales muy inteligentes debido a que pasan 16 meses con sus madres para aprender de ellas las técnicas que precisan para sobrevivir.
Este mamífero no tiene enemigos naturales, con excepción del hombre.
Los primeros osos que poblaron Cabárceno fueron Felipe y Guerra, procedentes de Madrid; y Alex y Piefke, dos oseznos que llegaron desde Berlín. Actualmente, el recinto de osos de Cabárceno es el de mayor tamaño del Parque, con cerca de 33 ha, y alberga un gran número de plantígrados a los cuales se puede observar trepando por las rocas y encaramándose a los riscos más altos para tumbarse al sol.