La serpiente de cascabel diamantina oriental no solamente es la más grande de las serpientes de cascabel, sino también la más peligrosa y temida de todas, incluso para los más acostumbrados a su manejo y captura.

Sorprende por su fuerza, rapidez y decisión en el ataque, así como por la efectividad de su veneno y la copiosa inoculación que es capaz de producir.

A pesar de todo, se trata de un animal reservado y de hábitos crepusculares que rehúye el encuentro con el ser humano. No ocurre lo mismo en sentido contrario, ya que en Arcadia (Florida) estos impresionantes ofidios, debidamente condimentados y enlatados, constituyen un preciado manjar.

Sus vertebras pitadas, sus cascabeles y otros restos son comercializados, por desgracia, como amuletos de buena suerte.