
El elefante africano es el mayor mamífero terrestre, destacándo por su tamaño y complejidad social. Vive en una sociedad matriarcal, donde la hembra de mayor edad lidera el grupo. Esta matriarca tiene a su cargo a las hembras adultas y a las crías menores de 14 años, a quienes protege con gran dedicación frente a cualquier peligro.
El grupo se desplaza siguiendo un orden jerárquico en fila india, con cada miembro respetando su posición según la jerarquía. El movimiento del grupo está determinado por las decisiones de la matriarca, quien guía a todos hacia nuevos puntos de alimentación o áreas de descanso. Para comunicarse, los elefantes utilizan una variedad de señales, algunas de las cuales son imperceptibles para el oído humano debido a su baja frecuencia, pero que pueden ser escuchadas a más de 10 kilómetros de distancia.
Una de las características más notables de los elefantes es su trompa, un apéndice nasal formado por miles de músculos y tendones. Esto les otorga una increíble fuerza y precisión, permitiéndoles levantar hasta una tonelada de peso. Además, la trompa cumple múltiples funciones: sirve para alimentarse, asearse, olfatear, generar sonidos, respirar bajo el agua e incluso realizar aspersiones de polvo o agua, con una capacidad de absorción de hasta 16 litros. A diferencia del elefante asiático, el africano posee dos “labios” en el extremo de su trompa.
En sus grandes orejas, los elefantes tienen una red de vasos sanguíneos que les permite regular la temperatura de su cuerpo al hacer circular la sangre cuando estas son agitadas de manera continuada, funcionando como un sistema de refrigeración natural.
Es común ver a los elefantes en Cabárceno dándose baños de barro o agua que les ayudan tanto a refrescarse como a matar los parásitos en su piel. Para ello disponen de un estanque de cinco millones de litros de agua. Además, en su afán por desparasitarse, los elefantes hacen grandes agujeros en el terreno con sus colmillos de donde consiguen el barro que se echan por todo el cuerpo, algo que también aprovechan los búfalos de agua y los cobos lichi con quienes comparten recinto.
El recinto de los elefantes en el Parque de Cabárceno ocupa 25 hectáreas y está situado cerca del pueblo que da nombre al Parque. Antiguamente, en tiempos de explotación del mineral de hierro, este lugar albergaba el “lavadero Alicia” y fue destinado a los elefantes debido a las modificaciones en el terreno causadas por la explotación minera, lo que creó un paisaje adecuado para estos animales. Hoy, este espacio proporciona un entorno ideal para que los elefantes vivan y se comporten de manera similar a como lo harían en su hábitat natural, hecho que se constata con el gran índice de nacimientos que esta especie ha tenido en Cabárceno, siendo el de mayor éxito de natalidad de toda Europa.